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Registo de autoridade

Hipólito Ernesto Celesia

  • AR-AGN-ISAAR-EC01_01
  • Pessoa singular
  • 1876/08/13-1957/05/15

Hipólito Ernesto Celesia nació en Buenos Aires el 13 de agosto de 1876. Se graduó como abogado en la Universidad de Buenos Aires en 1899, con una tesis titulada “Interrupción de prescripción por demanda”.

Fue militante de la Unión Cívica Radical. En 1908 fue Secretario de la Convención Nacional y, entre 1912 y 1914, resultó electo diputado por su partido. Durante su labor parlamentaria participó en el debate apoyando la Ley de Alfredo Palacios contra la trata de blancas y la prostitución infantil, promulgada el 23 de setiembre de 1913 con el número 9.143. Fue profesor de Derecho Comercial en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

En 1919 fue designado Interventor de la provincia de San Luis por medio de un decreto del 8 de mayo de 1919, destituyendo al gobernador Carlos Alric. Celesia clausuró la Legislatura, convocó a nuevas elecciones y renunció al cargo de interventor el 26 de marzo de 1920 para volver a ocupar una banca como Diputado Nacional. A este último cargo renunció en 1923. Para febrero de 1924 estaba ocupando la presidencia del Consejo Nacional de Educación.

En 1932 se publicaron los tres volúmenes de su obra “Federalismo Argentino”, en 1938 “La Constitución de la Provincia de Tucumán” y en 1954 “Rosas: aportes para su historia”. Fue miembro de número de la Academia Nacional de la Historia y de la Societé des Americanistes de París. A lo largo de su vida coleccionó una gran cantidad de documentos históricos y conformó una importante biblioteca.

Falleció en Buenos Aires el 15 de mayo de 1957.

José Andrés Lamas

  • AR-AGN-ISAAR-AL01_01
  • Pessoa singular
  • 1817/11/10-1891/09/23

José Andrés Lamas nació en Montevideo el 10 de noviembre de 1817. Era hijo de Luis Lamas Reguera y Josefa Dominga Alfonsín Domínguez y estuvo casado con María Telésfora de Jesús Somellera y Pinazo.

Su carrera como periodista inició en “El Universal” como colaborador, pero luego se desempeñó en periódicos como “El Sastre”, “El Nacional”, “El Diario de la Tarde”, “Otro Diario”, “El Iniciador” y la “Nueva Era". A los diecisiete años ingresó como auxiliar en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay.

En agosto de 1836 se exilió en Brasil y en 1837 regresó a Uruguay. En 1838 fue nombrado Auditor de Guerra por el gobierno uruguayo y refundó el diario "El Nacional", donde se relacionó con personalidades de la Generación del 37 como por ejemplo Miguel Cané, José Rivera Indarte y Juan Bautista Alberdi. El 6 de diciembre de 1842, Lamas se sumó a la milicia como miembro del Estado Mayor de Fructuoso Rivera, y fue designado Jefe Político de Montevideo. En 1843 participó en la fundación del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay. En 1844, fue nombrado Ministro de Hacienda y presidente de la Asociación Nacional. En 1846 integró la Asamblea de Notables y en septiembre de 1847 fundó el Instituto de Instrucción Pública. El 13 de agosto de 1855 se editó el “Manifiesto dirigido a los compatriotas”. El 2 de enero de 1859 firmó el Tratado de Alianza entre la Confederación Argentina, Uruguay y Brasil en calidad de Enviado Especial y Ministro Plenipotenciario del Uruguay en complemento de la Convención Preliminar de Paz de 27 de agosto de 1828. Estuvo al frente de la Legación en Río de Janeiro hasta 1862. Ese mismo año se mudó a Buenos Aires.

Se estableció en la Argentina el 8 de junio de 1872 y fue autorizado para construir un telégrafo, en parte submarino y sub-fluvial y en parte terrestre, entre la ciudad de Buenos Aires, y la estación central establecida en la costa del Maldonado y las adyacentes, como punto de unión con el que ha de ir hasta Río de Janeiro, según las concesiones que al efecto les han otorgado los Gobiernos del Brasil y la República Oriental; y el 3 de octubre de ese mismo año la concesión pasó a manos de la Compañía Platino-Brasilera.

Entre 1875 y 1876, Lamas se volvió a desempeñar como ministro de Hacienda y de Relaciones Exteriores en Uruguay durante el gobierno de Pedro Varela.

De vuelta en Argentina, fue nombrado por el Poder Ejecutivo de la Nación como representante en la Comisión encargada de gestionar la nacionalización del Museo Nacional, el Archivo General y la Biblioteca Pública. El 16 de febrero de 1884, el presidente de la nación le otorgó a los miembros de la Comisión las facultades para gestionar la entrega por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires de los establecimientos, edificios, archivos, documentos históricos y todos los demás objetos de propiedad nacional de cualquier naturaleza que estuvieran aún en poder de las autoridades anteriormente mencionadas. También, el 22 de diciembre del 1884, fue nombrado para representar al presidente en la entrega de medallas y diplomas a los ganadores de la Exposición Continental.

Lamas falleció 23 de septiembre de 1891 a los 73 años en la ciudad de Buenos Aires.

Carlos Casavalle

  • AR-AGN-ISAAR-CC01_01
  • Pessoa singular
  • 1826-1905

Carlos Casavalle nació en Montevideo, República Oriental del Uruguay, en 1826 y se trasladó a Buenos Aires donde estudió con los jesuitas mientras trabajaba como tipógrafo del “Diario de la Tarde” de Pedro Ponce. En 1840 retornó a su país para participar en la defensa de Montevideo durante el sitio que le impuso Manuel Oribe.

En 1853 instaló en Buenos Aires un taller de imprenta en la calle Belgrano entre Bolívar y Perú donde imprimió los libros aparecidos en la década, entre los cuales figuran Poesías y Rosas y sus opositores de José Rivera Indarte, los primeros volúmenes de la Biblioteca Americana y Rimas de Bartolomé Mitre. Esta imprenta luego fue vendida a Félix Frías y a Luis Domínguez. Entre 1854 y 1859 tuvo a su cargo la impresión de la revista “El Plata Científico y Literario”, dirigida por Miguel Navarro Viola y hasta 1857 alternó sus actividades entre la regencia del periódico “El Orden” y el trabajo editorial en un establecimiento de la calle Defensa.

El 23 de octubre de 1860 se trasladó a Paraná donde firmó un convenio sobre la compra de la imprenta y publicación del Boletín Oficial mediante el cual Casavalle se comprometía a publicar un “Boletín Oficial” y a hacer todas las impresiones de la administración por el precio en que pudieran hacerse en otra imprenta mientras que el Gobierno Nacional se comprometía a no mandar a otro establecimiento todos los trabajos tipográficos que fuese necesario hacer.

En 1861 volvió a Buenos Aires y fundó la Librería de Mayo en la calle Moreno, frente a la Plaza de Monserrat. Más tarde se trasladó a la calle Perú, en la Manzana de las Luces. Algunas de las impresiones que realizó la imprenta fueron las de los libros de Bartolomé Mitre, Juana Manuela Gorriti y Esteban Echeverría. Entre los ejemplares publicados por Carlos Casavalle se destacaron en este período los de la Historia de los gobernadores de las provincias argentinas de Antonio Zinny, los de la Historia de la República Argentina de Vicente Fidel López y los de las obras completas de Esteban Echeverría. También contó con la colaboración de Juan María Gutiérrez en la compilación de varios de los volúmenes editados y en la redacción del Boletín Bibliográfico Sudamericano.

El establecimiento se transformaría, con el tiempo, en un centro de convergencia del negocio editorial del continente. Paralelamente, Carlos Casavalle se relacionó con las personalidades argentinas más influyentes de la Década del Ochenta a partir de su participación en el salón porteño cuyas reuniones tenían lugar la trastienda de su librería. Hacia 1894 la Librería de Mayo dejó de funcionar.

Casavalle murió en Buenos Aires en 1905.

Henrique Melchor Moreno

  • AR-AGN-ISAAR-EM01_01
  • Pessoa singular
  • 1846/01/04-1923/06/19

El diplomático y militar bautizado como Henrique Melchor Moreno, quien siempre firmó como Enrique B. Moreno, nació el 4 de enero de 1846 en Tacna, Perú. Hijo de Dominga Montes de Oca y de Hilarión María Moreno, quienes debieron emigrar al Perú por sus diferencias con el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Pasó su infancia en Chile, donde se vinculó con los hijos de otros exilados, sobre todo, con Dominguito Sarmiento.

En marzo de 1860 la familia regresó a Buenos Aires. En 1861 con catorce años de edad, Moreno combatió en la batalla de Pavón. Terminada la campaña, prosiguió con sus estudios en la Universidad de Buenos Aires. En las aulas se relacionó con otras figuras de la historia nacional como Aristóbulo del Valle, Mariano Demaría, Augusto Marcó del Pont y José María Rosa, entre otros. Hacia 1863 colaboró en el periódico “El Nacional”.

Posteriormente, Moreno peleó en la Guerra del Paraguay, en los encuentros de Paso de la Patria (31 de enero de 1866), Estero Bellaco (2 de mayo de 1866), Tuyutí (24 de mayo de 1866), Boquerón (18 de julio de 1866) y Curupaytí (22 de setiembre de 1866). Al año siguiente, participó en el Combate de San Ignacio (1 de abril de 1867) sobre el Río V. Después permaneció en Mendoza trabajando como redactor en jefe en el diario “El Constitucional” de Francisco Civit. En 1868 pidió la baja del Ejército. Quedó revistando como capitán del batallón 5º de las Guardias Nacionales.

En 1873, fue elegido diputado para la Legislatura de Buenos Aires, reelegido en 1876 y 1878 llegando a ser vicepresidente y presidente de la cámara.

En 1874 fue nombrado Jefe de Policía de Buenos Aires, en reemplazo de Enrique O' Gorman, cargo que desempeñó hasta su renuncia en 1875.

En 1877, integró el llamado Club Liberal, junto a Juan María Gutiérrez, Salvador María del Carril, Juan Carlos Gómez, Carlos Encina, Adolfo Saldías, José M. Lagos, Carlos Pellegrini, Miguel Cané, Vicente Fidel López, Lucio V. López, Vicente Casares, Delfín Gallo, Leandro N. Alem, Luis María Drago, Francisco Barroetaveña, Roberto Levingston, Nicolás Matienzo y Juan Carlos Gómez.

Durante los enfrentamientos entre las fuerzas nacionales y el gobernador electo de Buenos Aires, Carlos Tejedor, que culminaron con la federalización de la ciudad, Moreno volvió a empuñar las armas en los combates de Olivera y Puente Alsina y ascendió a coronel de las Guardias Nacionales.

El 9 de agosto de 1880 fue designado Encargado de Negocios de la República Argentina en el Paraguay. El 1 de enero de 1882 fue nombrado Ministro Residente cerca del Gobierno de la República Oriental del Uruguay, por lo que dejó su puesto en Paraguay para ocupar su nuevo cargo. En julio de 1884 luego del acuerdo del Senado el Presidente Roca confirmó a Enrique B. Moreno en su cargo de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en la República Oriental del Uruguay. En junio de 1885 pasó a ocupar el mismo puesto en Brasil, cinco años después, en 1890 fue enviado nuevamente a Uruguay a ocupar el cargo de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. En 1895 se lo envió a Italia con las mismas funciones. En 1907 se lo trasladó a la legación en Bélgica y Holanda. Su última misión diplomática fue en Uruguay, cuando el Presidente Figueroa Alcorta lo envió en diciembre de 1909.

Enrique B. Moreno tuvo tres hijas con Delia Castro: María Martina Antonia Delia Moreno (1865) Delia Moreno (c. 1866) y Francisca Clemira Henriqueta (1867). Luego del fallecimiento de Delia Castro, Moreno se casó con Carolina Torres y tuvieron a Enrique Hilarión Macario Moreno (1873); Alberto Moreno (1874); María Carolina Dominga Moreno (1877) e Isolina María Moreno (c.1879).

En 1915 el Poder Ejecutivo Nacional le otorgó la jubilación luego de 56 años comprobados de servicios al país. Falleció en Alta Gracia, Córdoba, el 19 de junio de 1923.

Miguel Cané

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  • Pessoa singular
  • 1851/01/27-1905/09/05

Miguel Cané nació el 27 de enero de 1851 en la ciudad de Montevideo. La familia Cané regresó al país poco tiempo después de la batalla de Caseros, cuando Miguel tenía dos años de edad. Si bien era uruguayo por nacimiento fue inscripto como argentino, gracias a la ley 346/1869 de ciudadanía y naturalización que beneficiaba a los hijos de los exiliados.

Entre 1863 y 1868, Cané cursó el Bachillerato en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Más tarde ingresó en la Facultad de Derecho, allí se graduó de abogado y comenzó su carrera como periodista en “La Tribuna”, el diario fundado por sus primos, los Varela.

En 1875, el 27 de septiembre, se casó con María Sara Belaústegui Cueto. La pareja tuvo dos hijos: Miguel Ramón y Sara Cané Belaústegui.

Fue diputado, provincial primero y nacional después. El 18 de junio de 1880, por una resolución del Departamento del Interior, fue nombrado Director General de Correos y Telégrafos.

En 1882, mientras estaba en Venezuela en calidad de diplomático escribió Juvenilia, que fue editado dos años más tarde. Esta obra fue construida con las anécdotas y recuerdos de su estadía como estudiante del Colegio Nacional de Buenos Aires.

En 1885 fue nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Viena y representó a la Argentina en la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, protocolo adicional al mismo, firmado el 17 de julio de 1885 en la ciudad de Viena ente la República Argentina, los Reinos Unidos de Suecia y Noruega que el Congreso ratificó en un acta firmada el 12 de noviembre de 1895. En marzo de 1886 se desempeñó como Ministro en Austria-Hungría. El 29 de septiembre de 1888 por medio de un decreto del Departamento del interior, Miguel Cané fue elegido miembro de una comisión para crear un monumento en la Ciudad de Mendoza que conmemore las glorias del Ejército Argentino de los Andes. En enero de 1890 dejó su cargo de Enviado Estraordinario y Ministro Plenipotenciario en España porque fue nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Misión Especial cerca del Gobierno de Suecia y Noruega.

En el año 1892 fue nombrado para componer el jurado para las cátedras de Idioma Castellano, Latín y Literatura del Colegio Nacional de la Capital. Y el 4 de noviembre de ese mismo año fue nombrado intendente de la municipalidad de la Capital Federal.

El 7 de junio de 1893 fue nombrado Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Esteriores y pocos días después se hizo cargo de forma interina del Ministerio del Interior hasta que, con un decreto del 27 de junio, lo ratificaron en este último cargo hasta que renunció el 5 de julio de ese mismo año.

El 1° de agosto de 1894 fue elegido miembro de una Comisión Directiva bajo la presidencia, del Dr. Calisto S. de la Torre, para que intervenga en todo lo relativo a la construcción de la Casa de Justicia. El 10 de enero de 1896 fue nombrado por decreto Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante los Gobiernos de Francia y de Bélgica y el 10 de febrero fue enviado como delegado del Gobierno Argentino en la Conferencia Internacional de París.

En 1898, Miguel Cané, fue electo senador por la Capital y ocupó este cargo en el Congreso hasta el 30 de marzo de 1904. Desde su banca y a pedido de la Unión Industrial Argentina, redactó la “Ley de Residencia” (ley Nº 4.144). El 20 de mayo de 1899 mediante un decreto, fue destinado a formar parte de las comisiones encargadas de dar cumplimiento a la ley sobre erección de estatuas en la Capital Federal.

Paralelamente, Cané participó en la fundación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, de la que fue profesor y decano entre 1900 y 1904.

Fue integrante de la llamada Generación del Ochenta, amigo de Carlos Pellegrini, Aristóbulo del Valle, Roque Sáenz Peña, Lucio V. López, Eduardo Wilde y Bartolomé Mitre y Vedia. Sus obras más destacadas son: El Canto de la Sirena (1871), Ensayos (1877), A la Distancia (1882), Charlas Literarias (1885), Notas e impresiones (1901) y Prosa Ligera (1903), aparte del relato titulado En Viaje (1884). Es autor de la primera traducción argentina completa del Enrique IV de Shakespeare y colaboró en el matutino “La Prensa”.

Falleció el 5 de setiembre de 1905.

Juan Galo Lavalle González

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  • Pessoa singular
  • 1797/10/17-1841/10/09

Juan Galo Lavalle González nació en Buenos Aires el 17 de octubre de 1797, hijo de María de las Mercedes González Bordallo y Ross y de Manuel José Bonifacio de La Valle y Cortés. En 1812, inició su carrera militar, ingresando al Regimiento de Granaderos a Caballo como cadete. Intervino en el segundo sitio de Montevideo (1812-1814) y en posteriores operaciones contra José Gervasio de Artigas.

En 1816, se incorporó al Ejército de los Andes y cruzó a Chile, donde participó del combate de Las Achupallas (3 de febrero de 1817) y de las batallas de Chacabuco (12 de febrero de 1817) y Maipú (5 de abril de 1818).

Lavalle también se unió a la campaña militar del Perú, comandada por Juan Álvarez de Arenales e intervino en la batalla del Cerro de Pasco (6 de diciembre de 1820). Luego, se unió a las fuerzas de Antonio José de Sucre y avanzó hacia Ecuador, donde participó de los combates de Riobamba (21 de abril de 1822) y Pichincha (24 de mayo de 1822).

Retornó en 1823 y ese mismo año participó de los conflictos políticos en la provincia de Mendoza. Destituyó al general José Albino Gutiérrez y, posteriormente, fue proclamado Gobernador provincial durante un mes. En 1825, fue nombrado coronel del regimiento de coraceros y, junto a Juan Manuel de Rosas y Felipe Senillosa, integró una comisión que estudió los puntos por donde debía correr la línea de fronteras de la provincia de Buenos Aires. Al estallar la Guerra del Brasil, Lavalle lideró las fuerzas de caballería de las Provincias Unidas, pero fue herido en la batalla de Yerbal (25 de mayo de 1827), y debió retornar a Buenos Aires.

En diciembre de 1828, se sublevó contra el gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego, a quien fusiló en Navarro el 13 de diciembre de 1828. Previo a esta acción, había quedado al frente de la gobernación de Buenos Aires, pero fue derrocado por Juan Manuel de Rosas en la Batalla de Puente de Márquez (26 de abril de 1829).

Luego de dejar la gobernación de Buenos Aires, Lavalle se exilió en la Colonia del Sacramento. En 1830 decidió pedir su baja absoluta del ejército con el cargo de general. En Colonia, se involucró en los conflictos políticos de la Banda Oriental. Y, desde 1840, Lavalle emprendió una sucesión de sitios y batallas, como las de Quebracho Herrado (28 de noviembre de 1840) y Famaillá (19 de septiembre de 1841), en distintas provincias de la Confederación Argentina.

Perseguido por las fuerzas federales, huyó hacia el norte y fue abatido el 9 de octubre de 1841 en Jujuy. Sus restos retornaron a Buenos Aires en 1861 y fueron depositados en el cementerio de la Recoleta.

Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo y Patrozinio del glorioso Archangel Señor San Miguel

  • AR-AGN-ISAAR-HSC01_01
  • Pessoa coletiva
  • 1727/03/03-c. 1823/01/02

La Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo y Patrozinio del glorioso Archangel Señor San Miguel fue la primera asociación laica con fines benéficos que se estableció en la ciudad de Buenos Aires. Esta Hermandad o Cofradía fue creada el 3 de marzo de 1727 por iniciativa de Juan Alonso González y Aragón quien propuso la fundación de un organismo para atender el entierro de pobres y ajusticiados. La asociación se formó siguiendo el ejemplo de la Hermandad de la Santa Caridad de Cádiz, cuyas constituciones y reglas imitó. El 16 de diciembre de 1727 sus miembros dieron comienzo a los cabildos y reuniones mensuales y anuales.

La Cofradía estaba integrada por el Hermano Mayor como autoridad máxima, y una Junta directiva de veintitrés personas compuesta por dos Alcaldes (uno antiguo y uno moderno), un Contador, un Tesorero, un Secretario, un Celador, un Prioste y conciliarios eclesiásticos y seculares. El cargo de Hermano Mayor, como los demás cargos de la Junta, era anual y electivo por mayoría absoluta de todos los miembros. Al mismo tiempo contaba con un Capellán Mayor, el primero de ellos fue su propio fundador, Juan González y Aragón, quien tomó los hábitos en 1738. La Hermandad erigió la Capilla de San Miguel Arcángel para realizar sus servicios religiosos y sus Juntas periódicas o Cabildos. Al lado de la Capilla se levantó el primer cementerio para pobres.

En 1734, la Junta de la Hermandad vio la necesidad de establecer un hospital en la ciudad. El 22 de noviembre de 1738, en una de las actas del cabildo de la Hermandad, ya se mencionaba un hospicio que, aparentemente, funcionaba en una habitación perteneciente a la cofradía. Entre los médicos que ejercieron en este centro de salud figuraron Agustín Fabre y Cosme Argerich. La botica, que había pertenecido a los jesuitas, proveía de las medicinas necesarias a la institución y fue arrendada por la Hermandad a particulares.

En 1755 se creó la Casa de Niñas Huérfanas de San Miguel, la primera institución que se ocupó de las niñas y mujeres desamparadas de la ciudad. Bajo la dirección de un Capellán Mayor y de una Rectora, trabajaba en la manutención y educación de las mujeres. No solo se enseñaban primeras letras, cuentas, labores de costura y cocina a las pupilas, sino que la Casa abrió una escuela pública para mujeres, donde todas las señoritas de la ciudad podían aprender las primeras letras, cuentas y labores femeninas. La enseñanza estaba a cargo de maestras laicas. Las internas se desempeñaban, además, en la fábrica de la Casa, donde realizaban tareas de costura y fabricaban prendas, guantes y escapularios. También elaboraban dulces que eran vendidos a los vecinos. La institución se sostuvo principalmente gracias a los trabajos de las huérfanas. Durante un breve período, la Casa de Huérfanas también albergó a mujeres remitidas por las autoridades judiciales, o depositadas por sus maridos o familiares pero al tiempo la actividad fue suspendida. Asimismo, la Hermandad oficiaba como agencia matrimonial.

La Hermandad se sostenía gracias a las contribuciones voluntarias, limosnas y donaciones. Por Real Cedula del 17 de marzo de 1777, el Rey le otorgó la explotación de la Estancia de “Las Vacas” en la Banda Oriental, la Botica de los jesuitas en la capital de Buenos Aires y dieciséis mil pesos para el mantenimiento de sus obras, en particular de la Casa de Huérfanas. La producción de la Estancia era destinada a la manutención de las huérfanas y a la exportación, de tal manera que esta explotación llegó a conocerse también con el nombre de “Estancia de las Huérfanas”.

A partir de 1784 la Hermandad de la Santa Caridad se hizo cargo la administración de la Casa de Niños Expósitos, aunque siguió reservándose su gobierno. Cuando el 21 de febrero de 1784, la Hermandad se hizo cargo de la Casa de Expósitos, vendió el edificio originario y se mudó a un inmueble de una sola planta sito entre las calles San Francisco y de Cristo (actuales Moreno y Balcarce), otorgándole la dirección a Pedro Díaz de Vivar. La casa contaba con un armazón giratorio de madera llamado torno, que funcionó hasta 1891. Colocado en un hueco de la pared, servía para recibir a los infantes abandonados, manteniendo el anonimato de la persona que lo depositaba. En sus juntas regulares, los miembros de la Hermandad evaluaban la situación de la institución: cuestiones financieras, escuchaban los informes de su administrador y decidían las mejoras necesarias. En 1780, el virrey Vértiz trasladó la imprenta, que había pertenecido a los jesuitas, desde la ciudad de Córdoba a Buenos Aires, con el fin de que la Casa de Expósitos se beneficiase con una parte de las ganancias. Se la conoció, por lo tanto, como la Real Imprenta de Niños Expósitos. Fue el primer establecimiento tipográfico que funcionó en la ciudad y publicó el primero de los periódicos del Río de la Plata, el “Telégrafo Mercantil” y el “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio”, que dirigía Juan Hipólito Vieytes. La imprenta siguió perteneciendo a la Casa de Expósitos hasta 1824, momento en el cual Rivadavia la trasladó a la provincia de Salta.

La Casa de Huérfanas, la Casa de Niños Expósitos y el Hospital de Mujeres continuaron bajo la dirección de la Hermandad de la Santa Caridad hasta 1822.

Si bien no existe ningún instrumento legal que explicite su disolución, el decreto del Ministerio de Gobierno de Martín Rodríguez del 2 de enero de 1823, creó una sociedad de damas, Sociedad de Beneficencia, y le atribuye las funciones que hasta ese momento eran desempeñadas por la Hermandad. En el artículo 4° decreta que las atribuciones de la Sociedad de Beneficencia serían: la dirección e inspección de las escuelas de niñas y la dirección e inspección de la casa de expósitos, de la casa de partos públicos y ocultos, hospitales de mujeres, colegio de huérfanas y de todo establecimiento público dirigido al bien de los individuos de este sexo.

Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos

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  • Pessoa coletiva
  • 1218-c.1823

La Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos fue fundada por San Pedro Nolasco y San Raimundo de Peñafort en 1218 en Barcelona y fue aprobada en 1235 por la Bula Devotionis vestrae de Gregorio IX.

La Orden se fue estableciendo en América a medida que los españoles se iban asentando en nuevos territorios. Luego de la fundación de Tucumán y Salta y antes de finalizar el siglo XVI, se erigió un Convento en Santiago del Estero, llamado “Nuestra Señora de las Mercedes”. En el siglo XVII, sucedió lo mismo con Córdoba y La Rioja, mientras que en la segunda mitad del siglo XVIII se fundó el Hospicio de Catamarca. En 1591 se fundó el convento de San Juan. A este le siguió el de Mendoza, y el de San Luis data de la primera década del siglo XVII.

La orden de la Merced se estableció en Buenos Aires en 1601. Francisco Martel, un monje que compró un terreno en la traza de la ciudad, inició los trámites para la fundación de un convento. A mediados del siglo XVIII, las obras fundacionales continuaron con el Hospicio de San Ramón de las Conchas. A su vez, tenía a su cargo dos escuelas, una en el Sagrado Convento de Nuestra Señora de las Mercedes y la otra en el Real Hospital. La Orden se destacó por su intervención en la redención de los cautivos y en la instalación de cofradías.

Durante el siglo XVII, Los conventos mercedarios tuvieron que solicitar limosnas a la Real Hacienda. Tras la expulsión de la Compañía de Jesús, la Orden de la Merced, al igual que las otras órdenes, realizó numerosas gestiones para adquirir el Colegio y la Iglesia que pertenecieron a los jesuitas en la ciudad de Santa Fe y en otras localidades.

En 1786 a través de una Real Cédula del 14 de diciembre, se dispuso que en América se supriman los conventos de Mercedarios que tengan menos de ocho religiosos viviendo en él.

En 1821, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires decretó que las casas de la Orden de regulares llamados Mercedarios, situadas en el territorio de la Provincia, quedaran en entera independencia de todo Prelado o Autoridad Provincial bajo la sola dirección de los presidentes de cada una de ellas y que cada casa y los que las presiden quedaran bajo la inmediata protección del Gobierno y sujetos en lo espiritual a la sola autoridad ordinaria eclesiástica.

En 1823, con la sanción de la ley de reforma eclesiástica, la orden fue alcanzada por las disposiciones de la misma. Al mismo tiempo, a través de un decreto emitido por el Gobierno provincial el 24 se febrero de 1823, se dispuso que las casas del Hospicio de Mercedarios, denominado de San Ramon de las Conchas y del Convento de San Pedro, quedaban destinadas a Hospicios de educación de primeras letras para niños de los pueblos y territorio de la campaña a cargo de la Sociedad Lancasteriana.

Orden de los Hermanos de Bethlem

  • AR-AGN-ISAAR-OB01_01
  • Pessoa coletiva
  • 1653-1822/12/24

La Orden de los Hermanos de Bethlem fue la única orden monástica creada en América, instituida en Guatemala en 1653 por el terciario franciscano Pedro de San José de Betancourt y aprobada por el Papa en 1687. Era una orden religiosa católica masculina, clerical, de vida apostólica y de derecho pontificio.

Ya instalada en Buenos Aires, el 23 de septiembre de 1745, la orden obtuvo una licencia a través de una Real Cédula para fundar un hospital. Así, el gobernador Andonaegui le entregó al Procurador de la Orden, Fray Joaquín de la Soledad, un hospital al que renombraron Hospital de Santa Catalina Virgen y Mártir.

Para 1762, la Orden tenía dependencias en Córdoba, donde instaló el Hospital de San Roque y en Mendoza.

La Orden Betlemita en Buenos Aires poseía el Convento de Santa Catalina, en el cual los aspirantes recibían el hábito de novicio.

Por Real Orden del 26 de mayo de 1795 Su Majestad resolvió la traslación del Hospital Betlemita a la Residencia que había sido ocupada por la Compañía de Jesús. Unos años más tarde, la Residencia se convirtió en Hospital General de Hombres y se le asignó una chacra denominada “de Belén”, donde se hicieron algunas construcciones dedicadas a los convalecientes. Allí se trasladaba a los enfermos derivados del Hospital de Santa Catalina.

La Orden Betlemita se sostenían con donaciones y limosnas, y con el trabajo que desarrollaban en sus solares, terrenos, casas y quintas. Poseían una estancia en Arrecifes, llamada “Fuentezuelas”.

La Orden fue suprimida el 24 de diciembre de 1822 a través de la sanción de la ley de Reforma General en el Orden Eclesiástico.

Orden de San Francisco

  • AR-AGN-ISAAR-OSF01_01
  • Pessoa coletiva
  • 1209-c.1811.

La Orden de San Francisco fue fundada por San Francisco de Asís en 1209 y fue aprobada mediante la bula Solet Annuere de 1223 por el papa Honorio III. El arribo de los franciscanos a América se produjo a partir del segundo viaje de Colón en 1493.

La base de la vida religiosa de la orden, era la casa-convento en la que vivía un determinado número de religiosos que practicaban votos de humildad. Los conventos se organizaban en custodias, que eran elevadas a la categoría de provincias. En América, de ellas dependían espiritualmente un número más o menos amplio de pueblos, las llamadas visitas. Cuando eran varias, las visitas se agrupaban en asistencias o vicarías. A todo ese conjunto se lo llamaba doctrina si su finalidad era evangelizar o adoctrinar a los indios. En tanto las doctrinas constituyeron las parroquias de los indios, su equivalente para los españoles fueron los curatos. Cada provincia o misión tenía como cabeza un procurador, quien informaba sobre los asuntos de las misiones, el estado del personal y las urgencias de ayuda, como así también presentaba los memoriales y obtenía nuevas misiones.

Si bien la orden llegó al Río de la Plata en 1538, cuando algunos franciscanos integraron una expedición que arribó al puerto de Santa Catalina, el primer convento francisco en la ciudad de la Santísima Trinidad se estableció en 1583 y fue fundado por el padre Juan Pascual de Rivadeneira. En 1602 comenzó a edificarse la primera iglesia franciscana que fue inaugurada en 1604, después de la celebración del Sínodo en Asunción, presidida por el obispo Loyola. Durante la administración del gobernador y presidente de la Audiencia de Buenos Aires, José Martínez de Salazar, se reconstruyeron las iglesias existentes en la sede bajo su mando, incluida la Catedral. Al mismo tiempo fundaron el convento de recoletos franciscanos.

En 1735, la orden tenía establecimiento en Buenos Aires, Tarija, Paraguay y Tucumán y para su mantenimiento recibía asistencia con la limosna de cera, vino y aceite. En 1848 una Real Cédula del 26 de agosto les concedió la licencia para construir un convento en San Pedro. La orden fundó misiones y colegios en las provincias donde se habían establecido. En 1806, la orden recibió a través de una Real Cédula la asignación de una anualidad para la subsistencia del colegio que tenía en Tarija.

El 8 de febrero de 1822, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires decretó para los franciscanos lo mismo que había decretado el 13 de diciembre de 1821 para los mercedarios: que las casas de la Orden de regulares, situadas en el territorio de la Provincia, quedaran en entera independencia de todo Prelado o Autoridad Provincial bajo la sola dirección de los presidentes de cada una de ellas y que cada casa y los que las presiden quedaran bajo la inmediata protección del Gobierno y sujetos en lo espiritual a la sola autoridad ordinaria eclesiástica.

En 1823, con la sanción de la ley de reforma eclesiástica, la orden fue alcanzada por las disposiciones de la misma.

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